Como podeis ver en el mapa, aquí seguimos, la previsión era zarpar mañana, pero no va a poder ser, el terminal de conexión a la antena de radar tiene que enviarse desde la Península, y llegará el miércoles por la mañana. Se nos ha pasado por la cabeza hasta marcharnos sin radar, pero el sentido común se impone, no es razonable.

Insisto en que aquí estamos fenomenal, pero como es lógico de lo que tenemos ganas es de navegar, de atravesar es Atlántico que nos espera paciente, de poner proa rumbo al Caribe con 2.600 millas por delante, es a lo que hemos venido. No recuerdo si os había comentado ya que hemos decidido suprimir la escala en Cabo Verde, supone navegar mil millas hacia el sur (como mínimo 5 días) más los días de escala allí. Como también teníamos escala prevista a la vuelta, la decisión es partir desde aquí directo al Caribe para avanzar un poco, iremos bajando en latitud y ganando distancia en función de los vientos que vayamos teniendo.

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Ha sido un día productivo, sobre todo por los resultados, solucionados por una parte los pequeños problemas eléctricos que teníamos (toco madera), despues de infinidad de pruebas e hipótesis era el regulador de carga de las placas solares,  tiene un modo de carga inteligente  de las baterías en el que va haciendo cambios en el nivel de tensión para mejorar su mantenimiento, esa señal que generaba estaba interfiriendo con nuestro sistema de cableado inteligente por bus de datos y corriente.

Por otro lado hemos podido contactar con el servicio técnico del radar  para que nos lo reparen, como es urgente vendrán el domingo, no vamos a poder sustituir el soporte basculante ya que no hay ni nuevas unidades ni repuestos en España, tardaría 10 días en llegar, lo fijaremos de algún modo al palo para que no vuelva a cortar el cable. Lo que si pueden hacer es reparar la conexión con la antena del radar, de modo que lo tendremos operativo.

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Sobre las 9 y algo de la mañana divisavamos la bocana del puerto de Las Palmas de Gran Canarias, un dia expléndido y temperatura genial han sido el regalo de bienvenida que nos han brindado estas maravillosas islas. La aproximación al Real Club Naáutico de Gran Canaria no ha sido sencilla, no conociamos el lugar y encontrar la entrada ha requerido toda nuestra atención.

Bajar de nuevo a tierra ha sido una experiencia gratificante, las instalaciones son magníficas y la acogida por los responsables del Náutico fenomenal. Desayuno en tierra, ducha, aseo y vuelta al barco, a avanzar en las tareas pendientes.

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Ya desde antes de que entrara el nordeste nos estabamos moviendo bastante, la doble ola cruzada que tenemos hace que el barco no pare de dar bandazos, además de los normales por el hecho de ir casi de popa. Cuando te habitúas no es tan incómodo, pero vamos llenos de moratones de los continuos golpes que nos damos, y a la vez genera situaciones como las de anoche, que ahora os cuento.

Nos estamos cuidando bastante con la comida, de hecho creo que estoy comiendo más que durante la etapa de preparativos previos a la salida, todas las noches preparamos algo al fuego y cenamos dentro, incluso hemos abierto alguna que otra botellita de vino, pues bien, a pesar de que el interior parecía una mezcla de un tiovivo con la película terremoto, nos atrevimos a hacer una tortilla de jamón. Ni corto ni me perezoso me puse y batí 6 huevos en un bol, en el momento estaba cortando el jamón a tiras el barco escoró de tal forma que salí volando hacia la otra banda, por el aire intentaba mantener el recipiente en posición vertical, y así fué, aunque cuando ya no lo conseguí fue al aterrizar sobre la mesa y el sofá. Imaginaos, huevo por todas partes, mesa, cojines, estantería, etc. ¡Que desastre! Pero como la cosa no podía ir a peor, y soy bastante persistente en lo que me propongo (por no decir cabezota), me dispuse a realizar un segundo intento, recuperé lo que había quedado en el bol, le puse 3 huevos más, y a por ella. Ciertamente parecía más un equilibrista que un cocinero, pero a los resultados me remito, esta vez si tuve éxito y nos la comimos gustosamente.

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Tras un buen desayuno, y el correspondiente aseo en los baños del Real Club Náutico de Cádiz (hay que aprovechar, que luego las travesías son duras) hemos zarpado dirección Las Palmas. La maniobra de salida no ha sido sencilla, marea baja, poco espacio, mucha corriente y viento cruzado, ha sido la primera vez en mi vida que salgo por una bocana marcha atrás, pero vamos, algún día tenía que ser el primero.

Hemos comenzado navegado a vela, el Atlántico nos ha recibido con 20-25 nudos a un descuartelar con una ola de unos dos metros, no ibamos nada mal y ya firmábamos porque se mantuviera así hasta Canarias, pero nuestro gozo en un pozo, no ha durado más de 4 horas, luego se ha ido yendo a la proa y bajando en intensidad, así que de nuevo, motor.

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