Durante estos días he disfrutado de la lectura de este clásico (y obra maestra) de la ciencia ficción escrita por Paul Anderson, en el que un pequeño grupo de personas descubren su inmortalidad, se van reuniendo a lo largo de los siglos de historia, y posteriormente se embarcan en un viaje por el universo en el que, por su naturaleza, el tiempo para ellos no es un problema.
¿Nunca os habéis planteado porque se usa prácticamente el mismo lenguaje para la navegación marítima que para los viajes espaciales? Curioso que tantos términos sean similares, sin duda la primera fue la precursora e inspiradora de la segunda.
Desde que zarpamos nuestra navegación está siendo bastante desatendida, apenas hay que tocar las velas, no pasa nada, no hemos cruzado ningún barco, en el radar no aparece más que algún chubasco de vez en cuando, el resto del tiempo no es más que una pantalla negra, en el horizonte no hay más que la inmensidad del océano, en el cielo se alternan las nubes, el sol y los astros…