Llevamos ya unos días en Cartagena, la llegada fue el lunes a mediodía aproximadamente (hora local). La noche anterior de travesía, tras escribir el último reporte, cambió meteorológicamente hablando, de repente empezaron a formarse chubascos y tormentas que nos fueron alcanzando uno tras otro, tampoco llevaban aparejado mucho viento, pero si intensas lluvias que incomodaron la navegación al tener que llevar el barco completamente cerrado, temperatura y humedad eran insoportables en el interior, era casi mejor salir fuera y mojarse bajo la lluvia, además, dado que se nos había acabado el agua dulce era un oportunidad para endulzarnos y ducharnos como hacían los antiguos navegantes.
Las lluvias continuaron con intensidad hasta bien entrados en la Bahía de Cartagena, decidimos entrar por Bocachica (curiosamente la entrada grande por la que van los mercantes), ya que Bocagrande es muy estrecha y apenas cala 8 pies (está cerrada por un espigón), arriesgado para nosotros, un poco de ola y podríamos tocar fondo.