No hay muchas novedades, noche tranquila en cuanto a atención sobre las velas, navegamos a motor y únicamente sacamos Génova (la vela triangular de proa) cuando vemos que puede portar un poco y ayudarnos, lo recogemos cuando vemos que nos frena más que otra cosa. Apenas hemos tenido viento, 5-7 nudos entre ceñida y descuartelar (entre 30º y 60º contados desde la proa) y , generamos casi más aparente nosotros con nuestra velocidad que lo que sopla. Con lo que si hemos tenido que tener mucha atención es con la cantidad de cruceros que hay por la zona, tened en cuenta que la zona que estamos atravesando es territorio de los Estados Unidos (tanto Islas Vírgenes como Puerto Rico), así que supongo que los grandes operadores de cruceros norteamericanos habrán puesto en marcha toda su maquinaria para llenar estos mastodontes del mar y pasearlos por sus dominios caribeños. Normalmente los cruceros navegan de noche para llegar a su destino por el día, como aquí las distancias son cortas (estos barcos pueden navegar entre 20 y 30 nudos) las maniobras que he visto que hacen son extrañas (con respecto a las que había visto previamente en el mediterráneo), pueden estar parados en medio del mar, ir a velocidades muy bajas, hacer un cambio de rumbo y cuando crees que te van a pasar por la proa te pasan por la popa, etc
Para evitar las emociones fuertes (os aseguro que estando de guardia de madrugada, entras a dentro a cualquier cosa, sales y de repente ves 300 metros de hierro con 14 pisos de altura y más luces que un árbol de navidad, y de verdad que impresiona) navegamos todo el rato con el radar puesto, como vamos a motor no tenemos problemas de consumos eléctricos, así también detectamos pesqueros y otros barcos que con los que pudiéramos cruzarnos, vamos bastante cerca de la costa para hacer mínima distancia a República Dominicana.