Por primera vez, desde que rompimos mástil, las cosas han ido más rápido de lo que pensábamos. La previsión era que el personal de la fábrica que tenía que venir a montar llegara mañana martes, sin embargo llegaron el viernes pasado, de hecho si todo va bien, mañana arbolaremos el Bahari.
El jueves fue un día curioso, comenzamos la mañana con la revisión de la balsa salvavidas, había expirado el periodo de inspección y con las cosas de seguridad no se juega. La novedad fue que la empresa con la que contratamos la revisión nos dejó estar presentes al abrirla, es más, el responsable, muy didáctico, nos mostró hasta el último detalle. Una cosa es ver balsas genéricas o leer sobre ellas y otra muy distinta es hinchar la tuya, meterte dentro de ella y comprobarla minuciosamente. Ojalá nunca tengamos que usarla, pero si llega la situación, seguro que no será a plena luz del día y con viento y mar en calma, saber dónde se sitúa cada elemento ayudaría a evitar errores que se podrían convertir en catástrofes. Afortunadamente todo estaba en perfecto estado y no hubo más que sustituir pequeños suministros sin importancia.