El fondeo en Isla Mujeres no fue tan calmado como esperábamos, tuvimos que cambiarlo dado que nos alcanzaba una ola cruzada muy incómoda, especialmente para nuestras invitadas, Belén y Laura, menos habituadas a convivir con un movimiento continuo de lado a lado. Por aquí las corrientes son intensas y prácticamente omnipresentes, eso hace que el barco no se aproe con el viento (más bien se queda cruzado) y en lugar de un leve cabeceo tengas un balanceo lateral, salvo que este muy protegido.
Isla Mujeres tiene un puerto bien resguardado, con unos pequeños cayos y arrecifes frente a el que forman una barrera natural y casi una pequeña laguna, el problema es la entrada, con sondas muy bajas y sin un canal definido, hay que ir sorteando bajos con ayuda de la cartografía, y menos mal que la compramos actualizada para el plotter en Miami, la electrónica del programa de navegación es bastante imprecisa. Cuando cambiamos el fondeo de noche no nos atrevimos a entrar, consideramos más seguro dejarlo para la mañana siguiente, de modo que pudiéramos confirmar visualmente la existencia de obstáculos y zonas de menos calado.