El viento nos ha permitido navegar a vela durante toda la noche, aunque a lo largo del día se ha ido debilitando, hasta llegar al extremo que a primera hora de la tarde hemos tenido que arrancar motor para apoyar.
La ola también ha ido bajando, aunque sigue enorme, nunca baja de los 4-5 metros, a esta latitud no hay más tierra en todo el planeta que la pare, así que se genere donde se genere sigue ininterrumpidamente su camino hasta impactar con la costa chilena, y cuando se combina con otra generada por una dirección de viento diferente, el baile está asegurado.