Noche muy tranquila la que pasamos en Puerto Engaño (no hizo lo que su propio nombre indica). Muy temprano iniciábamos la maniobra de recogida de los cabos dados a tierra y salida del fondeo. Reemprendíamos la navegación con el objetivo de ganar todo el norte que pudiéramos y recalar con las últimas luces del día. La previsión meteorológica era muy mala (temporal del Norte-Noroeste), así que la estrategia más razonable sería avanzar por los canales, o eso pensábamos.
La mañana amaneció excepcionalmente fría y lluviosa, incluso granizó en ocasiones, permanecer en cubierta era un castigo difícil de soportar durante mucho tiempo, pero no había más remedio, pasos estrechos, continuos accidentes geográficos y posición imprecisa en la cartografía obligan a controlar la visual permanentemente.
Aunque el viento soplaba con fuerza, todo fue bien a lo largo del Canal Ballenero y los pasos hasta el Canal Brecknock, ahí era donde nos esperaba el auténtico infierno. Orientado hacia el Noroeste y con su extremo abierto a mar, encañonaba viento y oleaje de forma terrorífica. Nuestra navegación era a motor, no podíamos hacer otra cosa con viento de proa, sin espacio para dar bordos y rachas endiabladamente intensas y variables. En el momento nos incorporamos al canal sufrimos un vendaval impresionante, entre 45 y 60 nudos estables, superando los 70 en ocasiones. El mar era blanco de espuma, el agua saltaba en horizontal y hacía daño al impactar en la cara, teníamos que protegernos los ojos con gafas de ventisca, imposible mirar hacia el frente de otro modo. Los aullidos y silbidos sobre la jarcia eran más que inquietantes. Las olas, como dientes de sierra, tenían una altura inusitada para producirse dentro de un canal.
Queríamos buscar abrigo lo antes posible, pero no había muchas opciones, el punto que teníamos localizado como seguro estaba en Seno Ocasión, para eso tendríamos que avanzar 6 millas contra la tempestad, antes de podernos desviar a la derecha para escapar de aquello. Dar la vuelta no tenía sentido, nos alcanzaría la noche antes de encontrar refugio seguro. No había más remedio que pelear por avanzar.
Nos costó más de 6 horas recorrer ese trecho, las 6 millas más largas de mi vida. El baharí está sobredimensionado de motor y hélice, en condiciones normales podemos superar los 9 nudos sin ir al máximo de revoluciones, lo diseñamos así para tener siempre un margen de holgura. Pues bien, el freno de viento y mar era tal que a toda máquina apenas progresábamos, en ocasiones retrocedíamos hasta a 3 nudos de velocidad, llegamos a navegar marcha atrás sobre el agua con la proa al viento intentando gobernar como podíamos, si la perdíamos había que virar para tomar velocidad y recobrarla, imposible luchar con el empuje del viento. Por supuesto teníamos que llevar el barco a mano permanentemente, el piloto automático era incapaz, al entrar de la guardia estábamos completamente helados y empapados, no había forma de reaccionar hasta pasado un rato.
La nota de color la puso un grupo de focas que nos acompañaron durante un rato de la navegación, aparentemente ellas no lo estaban pasando del mismo modo, parecía que disfrutaran saltando entre las olas y jugando con sus vaivenes, hasta daba la impresión de que sonreían (espero que no se estuvieran riendo de nosotros).
Cuando llegamos al brazo que conducía hasta Seno Ocasión pensamos que la pesadilla se había acabado, pero no fue así, aunque al menos el viento no nos venía de proa y pudimos avanzar a mejor ritmo. Durante todo el camino rezábamos para que las algas no bloquearan la entrada de agua del motor, quedarnos sin él habría tenido consecuencias catastróficas.
En el momento llegamos al acceso de la caleta, que en teoría iba a protegernos y permitirnos descansar, se me cayó el alma a los pies, era muy estrecha, canalizaba y aceleraba el viento de modo que formaba remolinos que levantaban el agua. Allí no se podía entrar, era una ratonera, metiéndonos habríamos tenido todos los números para acabar contra las rocas sin poder salir.
Teníamos un grave problema, a punto de caer la noche en medio de estrechas aberturas entre montañas, sin lugar en el que resguardarnos y con un temporal encima. Siempre estaba la posibilidad de mantenernos navegando en círculos hasta que aquello pasara, pero tampoco era muy seguro.
Casi a la desesperada se nos ocurrió una opción, a la izquierda teníamos una pequeña bahía, aunque en la carta no había información sobre ella, no sabíamos si habría rocas, arrecifes o un buen agarre para el ancla, pero podríamos aventurarnos a entrar con mucho cuidado y tratar de fondear como fuera, con que nos permitiera aguantar unas horas nos valía.
Poco a poco la fuimos explorando, y milagrosamente encontramos un lugar suficientemente protegido, con sonda apropiada para echar el ancla y con rocas y árboles para dar cabos a tierra. Llevamos a cabo la maniobra y quedamos razonablemente convencidos, aunque no del todo, estaríamos atentos durante la noche por si acaso.
Resultó ser una excelente opción, no entiendo porque no aparece en las cartas como fondeadero, pudimos tomar comida caliente para recobrar la temperatura y dormir sin sobresaltos.
Tras analizar las previsiones meteorológicas hemos decidido continuar camino hoy por la mañana, teníamos una ventana que nos permitiría abordar los pasos más complicados, luego las cosas empeorarían. Nos dirigiremos directamente a Punta Arenas, allí nos reabasteceremos de gasoil (estos últimos incidentes han desequilibrado nuestra previsión) y trataremos de buscar una solución más definitiva para el problema del motor.
Al principio del día la navegación ha sido penosa, pero nada comparable con lo de ayer. A medida que la jornada ha ido avanzando la situación se ha suavizado, incluso hemos tenido momentos de ausencia por completo de viento.
A mediodía la reparación del escape ha vuelto a fallar, otra vez el kelp ha bloqueado la admisión de agua. Por suerte ha sido en el Canal Cockburn, bastante amplio, y no hemos tenido muchos problemas en navegar a vela mientras lo solucionábamos, de hecho, hemos seguido así mientras el viento nos lo ha permitido. Una ballena nos ha acompañado durante un buen rato, aunque a distancia, no se separaba de nosotros, se trataba de un ejemplar pequeño, aunque no hemos podido distinguir si se trataba de una cría o de una especie de menor tamaño.
En este momento (a las 22:30 hora local) navegamos por el Seno Magdalena, apunto ya de entrar en el Estrecho de Magallanes, que nos conducirá hasta Punta Arenas. Nos quedan 55 millas para llegar, si no pasa nada mañana por la mañana estaremos allí.
Sed felices.
Kike
Qué ganas tengo de que salgais de esa trampa de canales, no cabe duda que su belleza os ha hecho pagar tributo. Me lo temía. Espero que me llameis desde Punta Arenas, a veces se agradece la civilización. Un abrazo de tamaño ballena….
Ana
Por lo que cuentas, teneis mas problemas en cuanto al estado de la mar, que cuando atravesasteis el Cabo de Hornos,aunque la experiencia acumulada, sirve en los buenos y malos momentos. Deseo que el problema del motor lo podais resolver en Punta Arenas y que el resto de navegación sea mas placentero y no tan agitado(nos tienes en vilo con tu relato), pero muy emocionante.Un abrazo.
Yo temaba que cojer el mar abierto directo a Valdivia con la condicion presente del barco seria peligroso, pero no podia imaginarme lo de la tempesta que les tocaba. En fin espero que van a llegar a Punt Arenas en tiempo rasonable. Gracias por el «suspense» y espero que todo ira bien.
Abrazo fuerte,
Francis
Primo a estas horas , ya habreis llegado a Punta Arenas (eso al menos esperamos) y asi descansais de tanto ajetreo…
NOTA: Lo de la sonrisa de las focas , vaya hijas de p…., (perdon que puede haber niñ@s)
….yo hubiera hinchado la cometa os hubiera sacado de ese vendaval en un plis plas!!! jajajaja animo !!
Espero que tenham chegado sem mais dificuldades en Punta Arenas!!!!! Sigo com vocês!!!! beijo enorme e que os Deuses deêm uma folguinha!!!!
El asunto del kelp queda ocupandome. Como estan flotando, 20 o 30 cm por debajo, el agua tiene que estar libre, y estoy preguntandome si un tubo de plastico fuerte, en forma de «L» al revez, no podria usarse para tomar agua del mar para el motor por debajo de las algas? Me imagino que hay questiones de fisica, pero vale la pena intentarlo, por lo menos hasta que quitan las aguas ricas en kelp. Estoy re-inventando la rueda? No lo se, pero el asunto esta bastante molestando para tomar el riesgo de preguntarles.
Francis
Hola Primo ,llevo muchos dias sin leer y hoy he leido desde que entrasteis en Cabo de Hornos,vaya aventura mas bonita contada por ti.Yo me quedo con la boca abierta ,pero estamos contigo, aunque no escriba todos los dias ,me puse muy contenta cuando me llamaste,bueno besos de toda la familia ,mi nieto tiene ya año y medio cuando vinisteis a Lebrija tenia solo dos meses ,como pas el tiempo.
Hola Kike,
Estoy regresando de Nueva Zelandia y de Singapur cuando de casualidad escuche un programa en el BBC de esta persona que competía en un barco de vela. Al escuchar el relato de sus experiencias, esto me hizo recordarlos, y aunque con jetlag y todo decidí saber de Uds. ¡Wow, cuanto ha pasado en tan poco tiempo! Bueno que alegría saber que estén bien y que emoción todo lo que han logrado y lo que han vivido hasta ahora. Cuídense y … Avanti, Avanti….
Un abrazo de tus amigos de California que les desean lo mejor y los recuerdan.
PD. ¡Finalmente pudiste ver los desprendimientos del hielo!