Tapati Rapa Nui es la fiesta más importante de la isla, se celebra todos los años entre fines de enero y mediados de febrero. Evoca el culto del Tangata Manu (hombre pájaro), con la diferencia que ahora son dos jóvenes candidatas las que compiten por ser declaradas reinas.
El formato actual se realiza desde mediados de la década de los sesenta, tras el reconocimiento de la ciudadanía de los isleños por el régimen chileno, país en cuyo territorio se integra. Este es un tema del que no se habla mucho, especialmente en fiestas, pero parece que existe un deseo de independencia. Hay un enorme cartel en una de las principales calles de Hanga Roa que aclara, para el conocimiento internacional, que la nación Rapa Nui jamás otorgó la soberanía a Chile. Desconozco más detalles, aunque sí nos comentaron que existe un buen nivel de autogobierno y un régimen fiscal especial, con numerosas ayudas, además de que únicamente los nativos pueden poseer tierras, que a su vez le van siendo otorgadas por el gobierno.
Volviendo al Tapati, este año las candidatas han sido Celine y Lili (podéis ver alguna foto suya en las imágenes que he subido), quienes junto a sus clanes familiares y amigos, han competido en pruebas deportivas, artísticas y culturales para acumular el máximo número de puntos. La participación es masiva e involucra a niños, adultos y ancianos, sean de allí o visitantes.
Ya os hablé del Haka Pei (deslizamiento en tronco de plátano desde lo alto de un cerro), además hay otras competiciones físicas, como una especie de triatlón (remo en bote de totora, maratón cargando racimos de plátanos y natación sobre flotadores de totora), regatas, distintas variedades de canoa, tiro de lanza, levantamiento de peso, apnea, carreras a caballo, etc.
Las hay que tienen mucho que ver con la tradición, entre ellas los tallados, tatuajes, pesca al estilo tradicional, confección de atuendos, etc.
Y por supuesto las artísticas, incluyendo cantos, desfiles, actuaciones en conjunto con música y coreografía, etc. Una de ellas me llamó mucho la atención por su originalidad, el Kai-Kai, una mezcla de arte figurativo, recitativo y destreza manual. Las competidoras (suelen ser mujeres), vestidas con trajes ancestrales, recitan una historia en Rapa Nui (vamos, no pillamos ni una, pero no hace falta entender para sentir), mientras la acompaña con una figura creada usando un hilo continuo que entrelaza usando sus manos. Las combinaciones son específicas y la tradición se remonta a tiempos inmemoriales.
En definitiva, hay como 40 pruebas, que realizadas a lo largo de dos semanas, deciden quién es la reina.
Las actuaciones nocturnas en el escenario del Hanga Vare-Vare son las que aportan color y ritmo. En ellas cada candidata cuenta con dos masivos conjuntos de danza, uno infantil y otro adulto. Vestidos con trajes típicos realizan un espectáculo en el que se valora la música, canto, coreografía y sincronización. Os aseguro que es imposible no sonreír y no moverse al ritmo de compases tan pegadizos, transmiten la alegría y la hospitalidad que en nuestras mentes se asocia a las islas polinésicas.
Eso sí, para nosotros nada comparable con la Farándula, el gran día del desfile. En esta competición cada una de las aspirantes debe reunir al máximo número de personas que, ataviadas por completo como sus ancestros, les acompañen en su comitiva, en la que además hay carros alegóricos y figuras talladas en piedra y madera que se van arrastrando.
Jose Carlos y yo teníamos decidido que íbamos a participar, así que a primera hora de la tarde estábamos en el punto de concentración para prepararnos. Desde luego la vestimenta masculina no requiere mucha tela, es la mínima expresión de un taparrabos. Tras colocárnoslo, ya muertos de la risa, nos dirigimos a la siguiente etapa, rebozarse en la piscina de barro rojizo (tipo arcilla), y vamos si lo hicimos, no quedó un milímetro cuadrado de nuestro cuerpo sin sumergirse. Una vez seco el barro sobre nuestra piel, pasamos a la fase de decorado, donde nos pintaron motivos tribales en cara y cuerpo con distintos colores.
En el momento nos vimos no nos reconocíamos a nosotros mismos (os invito a comprobarlo en las fotos), y por supuesto nos integramos al 100% con todo aquel colectivo que no paraba de hacer poses y danzas. Fue divertidísimo, por unas horas yo creo que la gente se olvidó de la civilización y volvimos a ser primitivos, la sensación me encantó.
Yo creo que nos vieron tan mimetizados y entregados que nos ofrecieron hacer de porteadores del carro del Ariki (rey), encantados aceptamos. Había que hacer fuerza, porque el Ariki está entradito en carnes (eso sí, se mueve con una gracia que es la monda) e iba acompañado de varias niñas y jovencitas. Un montón de turistas se paraban para fotografiarse con nosotros y cámaras nos filmaron, tras la sonrisa estaba el pensamiento: si supierais que soy de Valencia… pero no les iba a quitar la ilusión.
Acabamos ya de noche, agotados pero contentos, un día inolvidable, repleto de sensaciones y vivencias. Quitarnos todo aquel barro y pinturas no fue tarea fácil, tras media hora frotando dentro del mar y sucesivas duchas todavía quedaban restos, yo creo que hasta Australia veremos de vez en cuando alguna partícula.
La Tapati acabó la noche del 17 con una preciosa ceremonia de clausura que ensombreció un poco la lluvia en algunos momentos, aunque los Rapa Nui no se amilanaron por un poco de agua caída del cielo. En ella se proclamó como reina a Lili, la competición estuvo muy reñida.
Realmente hemos sido afortunados de haber podido coincidir con este evento, toda una experiencia…
Sed felices.
Kike
Alla donde fueres haz lo que vieres. Y a vosotros os sale de rechupete, tanto es asi, que os confunden con los nativos. Unas fotografias fantásticas . Creo que nos hemos quedado mas de un@ con la boca abierta, jajajaja
Primo, mira que llevamos tiempo esperando narraciones, pero es que estas son una autentica pasada.
NOTA: no me acaba de cuadrar , lo del alquiler del coche, pero bueno…
Asi que finalmente Lili fue coronada reina de la TAPATI!! 🙂
Fantastico relato. Puedo asegurar que es tal cual lo cuentas. Me atreveria incluso a decir que es uno de los lugares con mas encanto y mas especiales que conozco.
Mucha suerte en el resto de vuestra aventura. La nuestra ya casi esta llegando a su fin..
Os seguire por aqui.
Bicos.
N
La experiencia tuvo que ser preciosa y gracias a tu descripción, nos hemos podido bañar en barro, escuchar cantos y música ancestrales y bailar en el Tapati. Las fotografías magníficas. Ala, a seguir disfrutando de la Aventura!! Y gracias por compartirla con todos nosotros!!
Hola tio Enrique. La mama nos puso las fotos y el video. Nos gusto mucho verte, aunque un poco camuflado.!!Nos tienes que ense;ar la danza de los nativos !!!.
Andres y yo te mandamos muchos abrazos.