Días 1.379 a 1.386 (24 al 31/8/13): La Reunión, isla de volcanes

No hace mucho, apenas 3 millones de años, una explosión volcánica hizo emerger del agua una nueva isla 400 millas al Este de Madagascar. Sucesivas erupciones la fueron haciendo crecer en elevación y superficie, llegando a superar los 3.070 metros de altura en Le Piton des Neiges, la cumbre más alta de archipiélago de las Mascareñas y de todo el Océano índico. Pasó el tiempo y otro coloso brotó del interior de la tierra, un nuevo volcán, Le Piton de la Fournaise, que con medio millón de años de antigüedad trató de disputarle la hegemonía a su hermano precedente. No lo consiguió por poco, se quedó en los 2.632 metros de altura, pero todavía no ha dicho su última palabra, ya que a diferencia del primero sigue activo, de hecho está considerado uno de los más activos del mundo, en los últimos 10 años lo ha demostrado más de media docena de veces, habiéndose registrado una cifra superior a las 300 erupciones en sus menos de 500 años de historia escrita, es el artífice de que la isla siga creciendo hoy en día.

Tras el enfriamiento y la erosión llegaron sus primeros habitantes: vegetación, aves, anfibios, insectos, pequeños mamíferos, etc. Como la isla jamás estuvo unida al continente africano nunca llegaron los grandes herbívoros o sus depredadores que allí proliferaban. Con el tiempo se convirtió en un vergel de exuberante naturaleza, plagada de ríos, bosques, tortugas gigantes, grandes aves que no volaban, etc.

La vida se abría camino a su ritmo, sin perturbaciones externas (más allá de la meteorología y las explosiones del volcán), hasta que durante el primer milenio de nuestra era llegó el ser que cambiaría para siempre su existencia: el hombre.

Se dice que árabes, fenicios y austro-malayos (habitantes de lo que hoy en día sería Indonesia y Malasia) arribaron a sus costas, aunque jamás pasó de ser un mero punto de reaprovisionamiento de agua y comida hacia otros destinos.

Europa tuvo noticias de su existencia a principios del Siglo XVI de la mano de los portugueses, pronto franceses, holandeses, ingleses y españoles la convirtieron en potencial escala durante los viajes a través del Océano Índico.

Compartió historia con sus vecinas de Isla Mauricio y Rodrigues, con la diferencia de que tras la invasión inglesa de principios del siglo XIX fue devuelta a los franceses. Tras más de una decena de cambios de nombre se denominó definitivamente «La Reunión» inspirándose en las ideas de la revolución francesa, aunque el segundo apelativo que más predominó fue Île Bourbon (en honor a la dinastía de los Borbones que gobernó Francia), todavía se encuentran infinidad de reminiscencias a esa época.

En apenas un día navegando desde Port Louis alcanzábamos las costas de La Reunión, su silueta se distingue en la lejanía a muchas millas de distancia, aunque su verdadera altura queda oculta la mayor parte del tiempo por la presencia de nubes en las altas cimas.

Por nuestro calado, el único puerto accesible es Le Port (en el Noroeste, cerca de Saint Denis, la capital), por el que entran cargueros y mercancías del exterior. No existe ningún fondeadero viable en sus costas.

Al llegar uno tiene la impresión de haberse teletransportado a la Francia europea: la señalización, los comercios, los coches, sus calles, el estilo arquitectónico, las avanzadas infraestructuras… todo recuerda a la metrópoli de la cual es un departamento de ultramar.

Sin embargo, no hay más que levantar la vista para confirmar que la orografía es diferente, su macizo montañoso central se observa desde cualquier lugar de la isla, casi lo mismo que el mar, la escarpada pendiente parece que sube hacia el infinito, al menos hasta la cuasi perpetua boina de algodón blanco.

El atractivo fundamental de La Reunión es su interior, y aunque en general todo sea carísimo, el alquiler de coches no lo es, por lo que decidimos que este sería el mejor modo de conocer la isla.

Evidentemente inauguramos las excursiones con una subida al volcán, al Piton de la Fournaise. Debido a su microclima la mayor parte de los días las cimas y la parte Este se cubren a las 10-11 de la mañana, por lo que si quieres subir a la montaña hay que levantarse muy temprano y aprovechar la vista desde el amanecer hasta la llegada de las nubes.

A medida que ascendíamos por la carretera hacia la base del volcán el paisaje se fue transformando, el aspecto mediterráneo de la costa dio paso a una imagen de campiña francesa, por la que se extendían inmensos cultivo de caña de azúcar. Más arriba el paisaje de alta montaña tomó el relevo, exuberantes bosques de coníferas se sucedían con grandes prados en los que pastaban vacas, hay fotografías que podría asegurar que están hechas en Suiza. A partir de los 2.000 metros de altitud las bajas temperaturas y el fuerte viento solo dejan crecer arbustos y vegetación baja, el aspecto es similar al de la tundra de las cumbres más elevadas.

De repente, tras superar un collado, todo cambia radicalmente, entras en los dominios del volcán, el paisaje toma un aspecto lunar, que con la luz roja del amanecer más bien podría ser calificado de marciano, en él los protagonistas son las abruptas rocas, los cráteres y la lava solidificada.

Sólo se puede llegar a la cima del Piton de la Fournaise a pié, en una marcha de 2,5 horas de ascenso por su ladera. La única puerta de acceso al inmenso cráter en el que se aloja es un estrecho y empinado barranco, bajándolo se llega a una llanura sobre la que se alza magistralmente el cónico coloso, además de otros cráteres menores procedentes de las innumerables erupciones del complejo.

A pesar de que llevábamos ropa de abrigo el frio era intenso, tanto que cara y orejas nos dolían, en el suelo se podían apreciar cristales de escarcha. Mientras avanzábamos hacia la cumbre la meteorología jugó una mala pasada y nos sumergió en un mar de nubes, apenas eran las 8 de la mañana, pero la montaña también tiene sus propias reglas. Dentro de una espesa niebla, sin sol, con viento fuerte que hacía que las minúsculas gotitas de agua helada nos cortara el rostro… decidimos regresar, no tenía sentido, ni íbamos equipados ni conseguiríamos ver nada más allá de nuestras narices al llegar arriba, nos conformamos con la ya espectacular vista desde su base, es irónico que uno pueda helarse estando en el trópico, pero así es.

Otra de las maravillas de la isla son sus circos, la herencia del primer volcán que la generó. Tres gigantescos cráteres de decenas de kilómetros de diámetro se sitúan prácticamente en su centro geográfico. Más antiguos, e inactivos desde hace miles de años, han sido moldeados por erosión y vegetación hasta presentar el aspecto de una cordillera que por capricho adoptó la forma de tres círculos unidos. El interior de dos de los circos (Cilaos y Salazie) acoge varias poblaciones, por lo que son accesibles, aunque a través de intrincados puertos de montaña.

Existen multitud de puntos de observación, desde cada uno de ellos se disfruta de una vista impresionante y diferente del laberinto de picos y peñascos cubiertos de verde, o de los enormes valles circulares, dentro de los cuales existen planicies, mesetas o cumbres de inferior tamaño. Los frondosos bosques y la vegetación desbordante son una constante en la montaña.

Dar la vuelta a la isla por la carretera de la costa también tiene su encanto. En ella se concentran la mayoría de pueblos y ciudades, aunque queda muy poco de la época colonial, se disfruta del ambiente y las delicias de las pequeñas localidades francesas. La convivencia (según ellos) en completa armonía de un sinfín de etnias y religiones es un claro legado de las épocas de esclavitud e importación de mano de obra barata para cultivar inicialmente el café y posteriormente la caña de azúcar. Por sus calles se ven casi a partes iguales europeos, africanos, chinos, indios, malayo-indonesios e incluso aborígenes australianos, además de todas las posibles mezclas entre ellos, un auténtico puzle interracial.

Me llamó la atención que su aeropuerto se llamara Roland Garros (como el trofeo de tenis) y el nombre apareciera en varios lugares, desconocía que se tratara de un héroe de la Primera Guerra Mundial nacido en La Reunión, un pionero de la aviación que libró numerosos combates aéreos exitosos pero que pereció durante el conflicto.

No hay muchas playas en La Reunión, y las que hay son más bien pequeñas y no muy atractivas, el auténtico espectáculo es contemplar la fuerza del despiadado Océano Índico castigando sus costas con moles de espuma blanca o rompientes en forma de tubo. Tradicionalmente ha sido un excelente lugar en el que practicar el surf, pero desde hace unos años se han sucedido una serie de extraños ataques por tiburones toro con varias víctimas mortales. En un principio no le daba mucho crédito, pero me lo confirmaron diversas fuentes, es un caso bajo estudio, incluso devoraron a sus presas, algo fuera de lo habitual que choca con lo que he aprendido de los tiburones y mi experiencia en muchos lugares del mundo, posiblemente se deba a algún cambio de comportamiento influenciado por algún efecto secundario de la civilización.

Una de las escenas que más me impresionó fueron las gigantescas lenguas de lava solidificada que descienden desde le Piton de la Fournaise hasta la costa Sudeste. Durante varios kilómetros se atraviesa la zona a través de la que numerosas erupciones volcánicas han llegado hasta el mar en forma de ríos incandescentes, la última en 2.010. La naturaleza avanza a un ritmo vertiginoso, en tan poco tiempo ya empieza a crecer vegetación sobre ella.

Ha sido una experiencia formidable recorrer y vivir esta isla de espectacular orografía y naturaleza, un curioso micromundo en el corazón del Índico difícil de imaginar si no se conoce.

Sed felices

Kike

8 Responses to “Días 1.379 a 1.386 (24 al 31/8/13): La Reunión, isla de volcanes”

  1. antonio dice:

    ¡Fabuloso!, habrá que visitarlas 🙂

  2. Mari Carmen Llorens dice:

    Con todo lo vivido, igual aun te preguntas que es lo que más te gusta, Tierra, Mar…….., debe de ser complicado dar una respuesta, tampoco hace falta que la des. Tu próxima aventura será el Espacio.

  3. Anónimo dice:

    curioso lo de Roland Garros..;)

  4. Daniel dice:

    Si que es curioso lo de Rolan Garros, siempre crei que el nombre tendria relación con el tenis.Sorpresa. Espero que la travesia la tengais lo mas placida posible y el Indico modere su oleje.Un abrazo

  5. Andrés De La Espriella dice:

    Que excepcional descripción de los paisajes y vistas de las que has podido gozar. Claro para los que vivimos en las alturas (Bogotá está a 2.600 MSNM) esos cambio de temperatura en tan poco tiempo son conocidos, pero las vistas que relatas, están bastante lejos de las que tenemos. Marinero, buen tiempo y buena mar

  6. Rafa dice:

    ¡Qué recuerdos capitán! Hace 13 años pasamos Patricia y yo allí 3 semanas en casa de unos amigos franceses. La Reunión es la naturaleza más brutal en plena acción. Lluvias torrenciales, circos volcánicos gigantescos, picos de 3000 metros de altura en medio del Indico. Recuerdo con especial asombro el Trou de Fer, un barranco en medio de la selva con 1000 metros verticales de desnivel, que fue objeto de un programa de Al Filo de lo Imposible y, por supuesto, la erupción del volcán del Piton de la Fournaisse, que nos pilló allí y pudimos verla en directo. Ver la lava fluir hacia el mar transportando rocas del tamaño de edificios de 10 plantas, y ver la isla ampliar su superficie ante tus ojos al enfriarse la lava con el contacto con el agua del mar, fueron experiencias inolvidables. ¡Gracias por traernos los recuerdos de vuelta Capitán!

  7. mercedesyoanis@hotmail.com dice:

    Kike es impresionante!!! lo leo una y otra vez..veo las fotos y me pregunto ¿como la naturaleza crea estas maravillas? yo jamàs verè esa isla con mis ojos..pero gracias por prestarnos los tuyos..un abrazo..

  8. Patricia dice:

    Hola guapísimos¡¡¡¡ …como siempre tus relatos son impresionantes ,cada vez que visitas una isla o paraíso me da la sensación que es como si descubrieses un mundo nuevo,distinto y maravilloso.
    Lo que mas me gusta es como nos transmites ese placer y gusto con que vives al descubrir y disfrutar como un niño de algo nuevo que has descubierto ,lo disfrutas como algo único y maravilloso,esa sensación me gusta y renueva mi visión sobre esta linda vida.
    Tu has luchado mucho contra todos los elementos, para poder disfrutar de estas maravillas ,te agradezco que lo compartas con todos nosotros,espero que siempre tengáis un buen viaje y que todo os vaya bien…..un gran abrazo …..y como tu dices espero que tambien ustedes sean felices aventureros.

Deja un comentario