Mientras estaba al timón del Bahari no dejaba de repetirme –es la última vez, no volveremos a entrar a un lugar peligroso y desconocido durante la noche, es la última vez-, pero hay veces que no tienes elección, si hubiéramos reducido la velocidad para llegar de día el mar nos habría vapuleado sin piedad, necesitábamos potencia para superar las imponentes olas. Mantener la posición haciendo bordos de través al viento también habría sido durísimo, las montañas de agua con cresta de espuma nos revolcarían con sus fuertes impactos. No existe fondeadero protegido al exterior del atolón, de modo que no había más remedio, teníamos que entrar.
Eran las 4 de la mañana en una noche absolutamente cerrada, no se veía nada, salvo el reflejo blanco de las rompientes cuando estaban a menos de un metro del barco. A medida que nos acercábamos la aureola de luz, sobre lo que intuía era Home Island, dio paso a numerosas lucecillas rojas, verdes y amarillas que más que aclarar confundían, nada coincidía con nuestra supuesta posición y las dos cartografías que estábamos consultando.
La Islas Cocos Keeling son un grupo de dos atolones situados más o menos a medio camino entre Australia y Sri Lanka, una ínfima mancha del mapa en medio del Océano índico, a más de 1.100 Km de la tierra más cercana (la isla de Java) y a 2.200 Km de la costas del país en el que se integran (Australia). El atolón Norte es pequeño, desierto, sin acceso al lagoon interior e impracticable para la navegación. El atolón Sur es una herradura de 8×5 millas náuticas con 24 islas e islotes, de las cuales 2 están habitadas, Home Island y West Island, sin embargo es imposible llegar hasta ellas con un barco de nuestro calado, el lagoon es poco profundo y un laberinto de arrecifes, al final solo hay un fondeadero practicable para los veleros, Direction Island, una pequeña isla deshabitada situada justo a la izquierda del paso Noreste.
Sobre el papel parecía más fácil entrar de noche, pero la oscuridad es mala aliada para las aproximaciones a costa, se pierden las perspectivas y distancias, es difícil saber si una luz brilla más porque está más cerca o porque es más potente, no se distingue una tierra situada prácticamente a nivel del mar cuya única elevación son los árboles, puedes darte cuenta de que estas sobre un arrecife cuando encalles contra él, sobre todo en un mar que rompe por todos lados ocultando el posible sonido o destello blanco característico de la rompiente de costa.
No debieron pasarlo bien los barcos que se acercaran aquí en la antigüedad. A pesar de que se descubrieran en 1.609 por el Capitán William Keeling, las Cocos no se habitaron hasta principios del siglo XIX. Los primeros capítulos de la historia de sus pobladores son tormentosos, el capitán escocés John Clunies-Ross paró en las islas en 1814 durante un viaje a India y decidió que volvería para establecerse allí con su familia. Casualmente, y sin que hubiera ninguna conexión, su antiguo jefe, Alexander Hare, un millonario inglés, tenía los mismos planes y contrató como capitán al hermano de John Clunies-Ross para llevarle hasta allí, a él y a su harén privado de 40 mujeres malayas. Cuando Clunies-Ross regresó dos años más tarde con su familia y algunos empleados se encontró a Hare viviendo como un califa con su harén de mujeres, lo cual no le hizo ninguna gracia, se asentó en otra isla y se iniciaron una serie de enfrentamientos. Las mujeres del harén se fueron escapando y uniendo al bando de Clunies-Ross, todo acabó con la marcha, unos años más tarde, de un Hare derrotado y desmoralizado.
Jose Carlos miraba desde el interior las pantallas de radar y ordenador de navegación. Las grandes olas provocaban innumerables puntitos de interferencia, de modo que no era simple estar seguro de donde podía haber un obstáculo. En teoría, en el extremo de Direction Island debería haber una luz amarilla, sin embargo la luz amarilla que veíamos nosotros estaba mucho más al Oeste, la teníamos en proa, según el radar en un camino despejado, pero claro, con la corriente lateral y el abatimiento que nos provocaban las olas no nos desplazábamos en línea recta, que algo estuviera en proa no significaba que exactamente fuéramos hacia allí, se podía estimar de forma imprecisa a ojo, pero cuando la cartografía es incorrecta, en el fondo no sabes muy bien dónde estás, todo es una mezcla de intentos de tomar referencias, hipótesis deductivas e intuición. No estábamos seguros de si íbamos directos a las rocas o si apuntábamos a la entrada, por si acaso forzaba la vista al máximo tratando de divisar algo entre la opaca negrura y miraba cada pocos segundos la información de la sonda como si fuera el Santo Grial, en caso de descenso rápido de la profundidad tendría que dar atrás con toda la potencia que pudiera desarrollar el motor, tratando de evitar un impacto, aunque para complicar un poquito más las cosas la entrada del lagoon tiene solo 8 metros de agua, que bajara hasta esa profundidad sería normal, el margen era muy poco, podría reaccionar únicamente en el último momento.
Irónicamente este aislado atolón, perdido entre la nada, es el que más contribuyó a la generación de las teorías geológicas sobre cómo se crean dichas formaciones. El Beagle fondeó en este mismo sitio en 1836, a bordo un joven naturalista, Charles Darwin, se empeñó en estudiar la historia natural de las islas y recolectar especímenes, todo ello desembocó en la inspiración de sus hipótesis acerca de la génesis de los atolones, que continúa hasta nuestros días.
Darwin conoció a Clunies-Ross, que por aquel entonces ya había iniciado una explotación de copra (coco seco) importando mano de obra del sudeste asiático. Poco después las Cocos Keeling se anexionaron al imperio británico, con el favor de la Reina de conceder la explotación de las mismas a perpetuidad para los Clunies-Ross, quienes las gestionaron en un régimen prácticamente feudal.
Poco a poco el mar fue calmando, señal inequívoca de que empezábamos a estar bajo el abrigo de las islas, aunque la mala noticia era que la profundidad también descendía, aumentando el riesgo de colisión con cualquier cabeza de coral. Redujimos velocidad al mínimo y tratamos de orientarnos lo mejor posible con radar, cartografía y señales luminosas que distinguíamos. Seguía sin encajar nada, pero en estos casos la información de radar y visual son las que mandan, si aparece algo, es que está ahí. Lo que no aparecía por ningún lado era el supuesto faro de Direction Island, posteriormente descubriríamos por nosotros mismos que un temporal lo había destrozado y no lo habían repuesto.
Es curioso como un trozo de tierra tan remoto y pequeño (la superficie emergida de las Keeling no supera los 14 kilómetros cuadrados) puede representar una ventaja geoestratégica tan grande. Durante las dos guerras mundiales estas islas fueron una preciada banderita que se disputaron ambos bandos. En aquellos tiempos una estación puente de comunicaciones que diera cobertura a una amplísima extensión del Océano Índico podría significar la diferencia entre ganar o perder muchas batallas. Durante la I Guerra Mundial los alemanes enviaron de incógnito un barco para sabotear la estación de cable-comunicaciones. Tomaron las islas y la pudieron desactivar, pero no antes de que se produjera una breve llamada de auxilio. Por azar, una flota de navíos aliados pasaba en ese momento por las cercanías, uno de ellos, el australiano Sidney, se desvió del convoy y decidió investigar la extraña llamada de socorro. A la mañana siguiente se libró una de las primeras batallas navales del conflicto y la primera victoria naval en la historia de Australia, el Sidney, a pesar de su inferior potencia de fuego, infligió tanto daño al alemán Emden que este último acabó izando bandera blanca y encallado en el atolón Norte para no hundirse. En la II Guerra Mundial los aliados aprendieron bien la lección y la defendieron con uñas y dientes de los intentos de asalto alemanes y japoneses. En la última parte de la guerra se construyeron pistas de aterrizaje que fueron usadas para ataques contra las bases japonesas del sudeste asiático. La importancia estratégica de las Cocos Keeling sigue vigente hoy en día, no hace mucho se filtró a los medios la posibilidad de establecer una base de las fuerzas aéreas norteamericanas, desde la que podrían controlar las principales rutas marítimas que atraviesan el Océano índico y Sur del Mar de China, a la vez que servir de soporte para lanzar pequeños aviones no tripulados (drones) en misiones de espionaje del sudeste asiático. En cualquier caso, aunque las autoridades hayan quitado importancia al asunto (sin negarlo), está claro que sería un punto clave a la hora de imponer cualquier tipo de embargo a China.
En el momento estábamos cerca, los perfiles de la dos islas entre las que teníamos que pasar se dibujaron con nitidez en el radar, el menor tamaño de ola despejó las interferencias y las balizas aparecieron con claridad. A pesar de ello continuamos a mínima máquina, nada nos proporcionaba información del fondo marino por delante. Usando la distancia radar a costa y la posición de una baliza amarilla que estimábamos correcta triangulamos la posición de una zona de fondeo que nos parecía adecuada para pasar la noche, no íbamos a arriesgar más y acercarnos a Direction Island sin luz sería una locura, quedaban un par de horas para el amanecer. Con los sentidos al máximo fuimos escrutando el camino hasta que calculamos que estábamos en la zona correcta, la profundidad era adecuada, sin más lanzamos ancla y toda la cadena, que se agarró al fondo con una firmeza incuestionable, sujetándonos del fuerte viento y la pequeña ola residual que se formaba por estar alejados de costa, en cualquier caso seguridad suficiente para relajarnos y descansar hasta que el sol saliera.
Por la mañana todo parecía evidente, pero claro, es lo que tiene la noche, que confunde…
Antes de poder movernos al fondeadero tuvimos que esperar a la llegada de las autoridades australianas, aparecieron impecablemente vestidos de uniforme con una moderna lancha que contrastaba con el paisaje de atolón virgen que nos rodeaba. Con cara de buenos chicos respondimos a todas sus preguntas, mostramos la documentación del barco y las visas que con antelación tuvimos que gestionar, fueron amables y no pusieron muchas pegas.
A pesar de la luz del día no fue fácil acercarnos a Direction Island, una segunda barrera de arrecifes interiores la protege, por más que lo intentábamos no veíamos por donde pasar, al final hubo que tirarse al agua y buscar un camino buceando, el paso es realmente estrecho (poco más que la manga del barco) y en diagonal. Una vez superada la barrera es como entrar en otro mundo, tranquilas y cristalinas aguas turquesa frente a una preciosa playa de arena blanca, una pequeña isla desierta en la que los cocoteros desbordan haciendo gala al nombre del atolón en que se ubica.
El sitio es perfecto, es difícil imaginar una recalada mejor durante el cruce de un largo, desierto y duro océano como el índico. El snorkel es bueno en la barrera de coral y el extremo sur de la isla, donde un estrecho paso entre los arrecifes exteriores permite la entrada de una especie de río dentro del mar, su fuerte corriente (afortunadamente siempre hacia dentro) concentra un montón de peces que acuden a la actividad. Por primera vez desde Polinesia hemos vuelto a ver un montón de tiburones dando vueltas al barco o patrullando entre el coral, señal de que no los pescan. Son especies no peligrosas (salvo que se las provoque), puntas negras y puntas blancas. Un arrecife con tiburones es un arrecife sano, en el que se equilibra la cadena trófica. Las condiciones para el kite-surf también son excelentes, y por supuesto las actividades más tranquilas como pasear por la playa, bañarse, recoger conchitas o ver las puestas de sol son una gozada.
El principal problema lo hemos tenido con un fallo en las comunicaciones por satélite que condicionará nuestras próximas semanas de travesía. Un par de días antes de llegar a Cocos Keeling ya no había forma de conectar, estábamos incomunicados. Para tratar de solucionarlo nos hemos tenido que desplazar varias veces a sus dos núcleos habitados.
En Home Island, a casi 4 Km en lancha del fondeadero, viven unos 500 malayos según la doctrina islámica. Hasta 1978 no habían tenido ningún contacto con el exterior, los Clunies-Ross, que debido a sus excesos se llegaron a conocer como “los reyes de Cocos”, los tenían exclusivamente dedicados a su explotación y les pagaban con una moneda que solo tenía valor en el almacén de comida y material que ellos mismos regentaban. El gobierno australiano decidió poner fin a la situación y forzó a la familia a la venta de sus propiedades y a abandonar la isla. Las casas prefabricadas de aluminio han sustituido a las chabolas que hasta hace poco habitaban, y a día de hoy sus representantes forman parte del consejo de rige las Cocos Keeling.
La mezcla entre civilización y entorno natural que presenta la isla es extraña, siempre que llego allí me da la impresión de estar en un pueblo fantasma, no se ve un alma por la calle y sin embargo se ven modernas infraestructuras, carteles de señalización, vehículos con aspecto de abandonados, casas inertes… a veces se me pasa por la cabeza si el mundo se habrá acabado o habrá tenido lugar un enorme desastre y yo no me he enterado, con eso de que estamos incomunicados… Los servicios son complicados y carísimos, alimentos básicos a precios desorbitados y una conexión internet sin WIFI que abre unas pocas horas de lunes a viernes, a 12 dólares la hora, y que se solapa muy poco con el horario español. El día 17 fue mi cumpleaños y apenas dispuse de unos minutos para hablar o ver felicitaciones.
West Island, la otra isla habitada, está justo enfrente, a unos 10 Km, con nuestra auxiliar un paseo muy largo atravesando todo el lagoon. Sus habitantes son completamente diferentes, todos blanquitos, una colonia de 80 expatriados australianos que se empeñan en vivir como en su tierra madre. La mayoría son funcionarios del gobierno o trabajan para el escasísimo turismo que llega hasta allí. En apariencia los coches triplican el número de habitantes, anecdótico sobre todo cuando las carreteras no llegan a los dos dígitos de kilómetros en longitud. Eso sí, la gente es muy amable, más que en Home Island, donde a veces parece que estés invadiendo su intimidad.
En ninguno de los dos corpúsculos habitados hay ningún rastro de agricultura ni de pesca, digan lo que digan sus versiones o folletos, mi impresión es que papá Australia invierte un montón de dinero en mantener una población contenta dentro de una burbuja de civilización, eso justifica sus dominios sobre un remoto atolón del índico, dudo que las cosas fueran así si no tuviera la importancia geoestratégica que tiene.
Como cambia el mundo en 1.000 millas, si Cocos Keeling perteneciera a Indonesia (que está mucho más cerca que Australia) o fuera una micro-nación independiente, la vida sería muy distinta en estas islas.
En cualquier caso, de regreso a nuestro aislado fondeadero frente a la virgen y desierta Direction Island, prefiero que estemos lejos de los lugares habitados, la distancia a los signos de desarrollo y la pureza del paisaje me recuerdan los atolones del Pacífico, algunos paraísos de Polinesia y Micronesia en los que la vida no es más que eso, vida en el sentido más básico de la existencia, naturaleza y necesidades primarias, el encuentro con lo que en el fondo somos y lo que de verdad es importante para vivir, un mundo en el que los artificiales condicionantes externos desaparecen para dar paso a la libre expresión de los internos, en el que el reloj pierde su importancia y el sol la gana, en el que lo importante no es lo que poseas o puedas acumular para mañana, sino cómo vas a vivir hoy.
Pero bueno, como sabéis, para descubrir y conocer nuevos sitios hay que seguir avanzando, mañana por la mañana tenemos previsto zarpar e iniciar la larga travesía del Océano Índico, estamos descansados y preparados para afrontar este nuevo reto. 2.400 millas de navegación (en línea recta, serán muchas más) a dos, con guardias cada 4 horas, pondrán a prueba nuestra resistencia, unos 15 días si tenemos suerte, que se pueden alargar hasta más de 20 si el viento flojea.
En este caso tendremos una nueva dificultad que también os afectará, no ha sido posible solucionar el problema con las comunicaciones y aquí tardaríamos meses en recibir algo, de modo que no volveremos a tener contacto hasta que arribemos a Isla Mauricio, en cualquier caso podréis ver siempre nuestra posición actualizada en el mapa de la web www.aventuraoceanica.es (sección itinerario día a día) y seguiré escribiendo el blog, aunque lamentablemente luego se subirán todos a la vez al llegar.
Lo peor no es eso, lo peor es que no tendremos información meteorológica, en ese sentido iremos a ciegas, pero si Magallanes lo hizo hace 500 años, nosotros mucho mejor equipados seguro que lo tenemos más fácil. Por las mañanas habrá que salir a cubierta, oler el viento, otear cielo y horizonte, observar las nubes, estar pendientes del barómetro y jugar a ser el hombre del tiempo, a ver lo que acertamos…
A familia y amigos os diré que podéis estar tranquilos, en esta época del año no debería haber ninguna perturbación meteorológica extraña, lo lógico es viento intenso y favorable. Aunque no podáis estar en contacto con nosotros si el barco esta navegando es que estamos bien, y si tuviéramos algún problema dispararíamos la radiobaliza de emergencia que alertaría a los servicios de salvamento.
Así que, ¡valor, templanza y al toro! ¡hasta Isla Mauricio!
Sed felices
Kike
Eres un mito, yo estoy a punto de zarpar ahora y mientras desayunaba he leido vuestra aproximacion a las cocos keeling, muy interesante, buena proa a Mauricio un abrazo
Hola Kike!! he leido cuatro capìtulos de tu aventura seguidos..iba retrasada jajajajaja como siempre es un lujo leerte,me he quedado con la copla de los balineses,en el fondo no todo es lo que parece,pero bueno lo importante es llevarse un buen recuerdo del lugar y disfrutarlo al màximo..por cierto,espero que hayas celebrado tu cumple como se merece y dedicanos un relato exclusivamente de tu fiesta..jajajajaja..!!! que maruja soy !!!!! jajajajajjaja bueno veo que zarpais para las Mauricio,que decirte,ya sabes..os deso buen viaje y como siempre en espera de màs noticias.un beso enorme y gracias por compartir esta maravillosa aventura con nosotros..Besos..
Animo, y que vientos, elementos y dioses os sean faborables… ya sabes que ademas vas de la mano de la Virgen, que aunque no muy marinera no os desamparara en la travesia…
Un grandisimo abrazo a los dos.
Estare ansioso por recibir las proximas entradas…
Un relato precioso, con un apunte muy grande de historia, toda una pasada. Se aprende mas con tus relatos que en una clase de humanidades.Que el viento sea constante y navegable y esperamos con impaciencia vuestra llegada a isla Mauricio. Un fuerte abrazo
aprovecho para dar animo pero a los familiares q se estan ganando el cielo, un besote, 😉
Hola viajeros,guapísimos¡¡¡¡¡
Veo que a pesar del peligro y de no ver el camino, siempre seguís adelante,veo y siento que vives y sientes la historia en carne propia día a día y en cada relato,ahora se que eres grande con los grandes.
Te tmo la palabra porke estas frases para mi son muy inspiradoradoras y mis alicientes desde k estoy aqui .
Perdona te copio algunas frases que para mi son muy importantes y esenciales y que veo que tu experiencia en el viaje te ha regalado
«la distancia a los signos de desarrollo y la pureza me recuerdan los atolones del Pacifico, algunos paraísos de Polinesia y Micronesia en los que la vida no es mas que vida en el sentido mas básico de la existencia,naturaleza y necesidades primarias,el el encuentro con lo que en el fondo somos y lo que de verdad es importante para vivir,un mundo en lo que los artificiales condicionantes externos desaparecen, para dará paso a la libre expresión de los internos, en el que el reloj pierde su importancia y el sol gana,en el que lo importante no es lo que poseas o puedas acumular para mañana ,sino como vas a vivir hoy.»….. Para mi todo esto es verdad…..
Se que por la fortaleza ,templanza,inteligencia,ingenio y valor seguiréis siempre adelante en vuestro camino,y si por si acaso os sirve de algo rezare para que vuestros sentidos estén siempre alerta y muy fortalecidos y que la naturaleza este siempre de vuestro lado,para llegar a vuestro destino. ……buen viaje hacia la isla Mauricio…..un abrazo muyyyyy fuerte ………Paty
Hola capitanes, ademas de que nos habeis comunicado vuestra averia con el iridium, resulta que tampoco veiamos vuestro recorrido en «itinerario». Tu frase «Aunque no podáis estar en contacto con nosotros si el barco esta navegando es que estamos bien…», me ha hecho pensar que el error no procedia de la misma averia sino casual y acorde a la ley de Murphy. He llamado a Prodevelop y muy amablemente me han reconocido su fallo. Ya esta arreglado. Al menos en «google earth» veo que vais deprisa y a las 8 AM de hoy estais ya a 200 millas de Cocos.
Suerte y avanti.
Un besazo.
Espero que a los seguidores de AO os sirva este comentario: si no veis la trayectoria en itinerario conectar con el programa GE desde la bolita del mundo.
Ánimo, veo que el Bahari va de p. Madre, haciendo verdaderas singladuras. !!!! Es un monstruo ¡¡¡¡¡ Un fuerte abrazo y hasta Reunión. Chema.
Me he confundido, y me refiero a Isla Mauricio…….. Bueno, están bastante cerca…… Proporcionalmente hablando. Otro abrazo fuerte. Chema.
Mucha suerte y ánimos en vuestra travesía del Indico.
Esperamos noticias vuestras a la llegada a Mauricio.
Un abrazo
Hola Capitanes, tras un nuevo vacio de posicionamiento, volvemos a ver vuestra trayectoria y a unas 700 M. de Rodrigues. Como os dice Chema «el Bahari es un monstruo»
Un enorme abrazo y avanti…
Ana
Ya os vemos a unas 70 M. de Rodriges. Sois dos grandes marineros¡¡¡¡