PRIMER DÍA DE NAVEGACIÓN
Zarpamos de Cocos Keeling con dos días de retraso con respecto a lo previsto. El lunes amaneció lloviendo torrencialmente y con fuerte viento, no eran las mejores condiciones para recorrer con nuestra pequeña auxiliar las casi dos millas hasta Home Island, hacer los trámites de salida y las últimas compras de fruta y verdura. Esperamos unas horas, pero no amainó, de modo que decidimos cancelar el inicio de la travesía y postergar al día siguiente.
El martes por la mañana la situación mejoró, nos pusimos en marcha para las gestiones de salida. Hicimos un último intento de reparar las comunicaciones por satélite contactando con el proveedor, pero no funcionó, con resignación asumimos que tendríamos que cruzar el Océano Índico incomunicados y sin información meteorológica, mala cosa, pero recibir cualquier repuesto en Cocos implicaría una extensa e indeterminada espera, no teníamos muchas opciones…
Regresábamos al Bahari a primera hora de la tarde, durante el trayecto de vuelta notamos como el viento se iba endureciendo. Cuando estábamos listos para zarpar las rachas alcanzaban ya los 40 nudos, no era un buen presagio, la cabeza se empeñaba en continuar lo que habíamos iniciado y lanzarnos a navegar, pero la intuición nos avisó de que no era una buena idea. La salida del fondeadero en Direction Island es compleja para un barco de nuestro calado, la barrera interior de arrecife deja un paso poco más ancho que la manga del barco, en el cual además hay que entrar en diagonal y enseguida virar a babor para no chocar con unos corales que hay enfrente. La dirección del viento nos alcanzaría por el través justo en el momento crítico, sería muy difícil no desplazarnos lateralmente soplando tan fuerte, y por lo tanto muy peligroso. No tenía sentido, había que seguir esperando por muy listos para salir que estuviéramos. El hombre propone, pero como siempre los elementos disponen, y con su fuerza te dan un baño de humildad demostrándote que contra ellos no puedes, por tu propio bien es mejor que sepas reconocerlo y adaptarte. Avisamos a las autoridades y cancelamos otra vez, a la espera de si a la tercera iba la vencida.
Y así fue, el miércoles por la mañana la marea estaba alta, la visibilidad era buena y el viento, aunque seguía siendo fuerte, se había moderado un poco. No lo pensamos dos veces, con el barco ya preparado no tuvimos más que arrancar, recoger cadena y salir zumbando para aprovechar la ventana meteorológica favorable.
En cuanto atravesamos el paso del fondeadero un grupo de delfines vino a recibirnos, para un navegante eso siempre es un buen presagio, desde la antigüedad los delfines han estado asociados a la buena suerte en el mar, hay mil leyendas al respecto. Aunque la contrapartida era que, siendo prácticos, que estuvieran dentro de un lagoon poco profundo también podía significar que habían acudido a buscar protección porque fuera las cosas estaban muy mal.
Una vez perdida la protección de la isla lo sufrimos en nuestras carnes, las condiciones eran realmente duras, rachas de viento de más de 40 nudos y unas puntiagudas olas rompientes de más de 4 metros con un periodo cortísimo, izamos la mayor con el segundo rizo puesto y teníamos trapo de sobra, no llegamos ni a desplegar tormentín.
Las primeras millas de navegación fueron complicadas, para superar Horsburgh Island tuvimos que afrontar viento y mar de través, revolcados y sufriendo el envite de las olas, una vez bordeamos la isla pudimos arribar y llevar un rumbo de aleta, mucho más cómodo, que nos impulsó a velocidades de vértigo.
Al cabo de unas horas comprobamos como súbitamente las condiciones cambiaron, el cielo pasó de un gris plomizo a una claridad blanqui-azulada, el viento se moderó y las olas comenzaron a suavizarse gradualmente. Fuera lo que fuera la perturbación meteorológica que nos había azotado los últimos días acababa de pasar, veíamos su oscura negrura justo por delante nuestro, la intuición y los delfines no se equivocaron, habíamos salido en el momento adecuado, de haber iniciado la travesía los días anteriores habríamos estado navegando dentro de un temporal durante mucho tiempo, dado que llevaba nuestra misma dirección.
Desplegamos más trapo y pudimos poner casi rumbo directo, ¡ahora sí!, ¡Isla Mauricio, vamos para allá!
SEGUNDO DÍA DE NAVEGACIÓN
Dentro de lo que cabe, el día ha sido razonablemente tranquilo hasta la tarde. Navegábamos a un largo con viento de 20-25 nudos y olas de 3-4 metros, la velocidad crucero se situaba por encima de los 8 nudos, alcanzando los 10 en las planeadas. En 24 horas hemos recorrido 190 millas. Llevando desplegadas la mayor con el primer rizo y el tormentín, el barco iba estable y con potencia suficiente para gobernar sobre el mar.
Anoche la luna se asomó entre algunos claros para iluminar el horizonte con una tenue luz azulona, por más que haya visto al Bahari navegar en estas condiciones me sigue impresionando, en nuestro lenguaje, en el que no hacen falta palabras para entendernos, le decía: “estás hecho para esto”; él me respondía con una burlona sonrisa, acelerando y levantando una amplia estela de agua sobre el mar, sin gestos bruscos, pero con movimientos poderosos, mostrando orgullosamente su dominio sobre los elementos que lo circundan.
No fue una buena noche para los peces voladores, por la mañana había al menos media docena sobre cubierta, supongo que las grandes olas, la oscuridad y nuestra velocidad los desconciertan, saltan en su vuelo planeador hacia el barco en lugar de esquivarlo, y acaban en nuestra popa sin posibilidad de regresar a su líquido elemento.
El sol ha aparecido tímidamente en algunos momentos, hacía días que no lo veíamos, siempre aporta energía y alegría, además de contribuir un poco a secar la humedad que nos envuelve por todas partes.
Cuando el día se encarrilaba hacia su fin nos hemos llevado un buen susto, un fallo del piloto automático ha trasluchado el barco, aunque tampoco tenemos muy claro si ha sido a la inversa. Con viento fuerte es algo muy peligroso, el terrible golpe que pega la botavara puede partir muchas cosas, de hecho nos ha provocado algún daño menor. Tras ese momento la atención ha sido máxima para reaccionar rápidamente si volvía a suceder, pero afortunadamente no ha sido así.
En cualquier caso las condiciones han empeorado de nuevo, el viento ha subido hasta los 30-35 nudos y se ha ido prácticamente al través. Ahora las enormes olas nos impactan más de lado, revolcándonos en alguna ocasión y provocando unas incómodas y bruscas sacudidas. La navegación se ha vuelto más inestable, tenemos que tener mucho cuidado, un problema bajo estas condiciones puede ser grave.
A las 20:30 del 25/7 nos encontramos en 13º 32’S, 91º 29’E, navegamos rumbo 257º, acaba de pasar un chubasco por encima que nos ha lanzado a puntas de velocidad de 15 nudos, parece el fin del mundo entre un mar montañoso, pero pronto pasará, no hay más que aguantar un poco.
Hola Kike!!!! Animo,que travesia màs dura por dios!!! pero ànimo todo va a ir bien..llegaràs a puerto y esto es una anècdota màs..lo importante es que estais bien..y llevamos mucho tiempo sin noticias..esto confirma que estàis tocados por la mano de Eolo..un abrazo y adelante..positividad..eres ùnico..y tu fuerza es la gente que te quiere y te està esperando.un fuerte abrazo. 😉
Hola Kike guapisimo,como siempre es un gran placer leerte y saber que estas bien es lo que mas importa y vale, a pesar de las grandes dificultades que veo que siempre vences y siempre sales victorioso ,ante cualquier situación difícil o dura que se te presenta,como siempre cuando leo tu relato pasan imágenes en mi mente y parece una película ,es increíble y alucinante ver que un gran hombre pueda realizar tantas proezas,mi admiración hacia ti es muy grande y claro hacia tus acompañantes de viaje,sois los mejores.
Tu siempre con tu gran sencillez y perseverancia me muestras que todo se puede conseguir,y tambien veo que como siempre la naturaleza es agradecida con quienes la quieren y los delfines y sus luces aunque sea poético te han dado un enhorabuena por tus grandes hazañas.
Un gran abrazo para todos y gracias por regalarnos ilusión y magia de una gran aventura ….Paty