Hemos tenido un buen susto, pero afortunadamente sin consecuencias graves para ninguno de nosotros ni para el barco, os cuento como han sucedido las cosas estos días, es un texto largo, pero intenso a la vez.
Navegamos de Marina Hemingway a Varadero la noche del lunes al martes, en un principio íbamos a motor ajustando la velocidad para llegar de día, de repente se empezó a levantar el viento y a abrirse, de modo que nos permitía navegar a vela. Al inicio de mi guardia decidí apagar motor, los 5 nudos que necesitábamos los hacíamos perfectamente solo con el génova y la brisa suave que teníamos a un descuartelar. Progresivamente el viento fue subiendo y yéndose hacia el largo, se estableció en una intensidad de 20 nudos, así que no tuve más remedio que ir enrollando génova para ajustar la velocidad, acabé dejando 3 ó 4 metros de vela, y con eso andábamos lo suficiente. ¡Qué ironía! Cuando quieres ir rápido no hay viento o te viene de proa y cuando se trata de lo contrario aparece un viento excelente, navegar es así… Para amenizar la noche, además de tener que ir frenando el barco, de repente se puso a llover con una intensidad propia de estas latitudes, la dejamos caer sin lamentarnos por ello…